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JOSÉ VILLALOBOS

CONTENIDO

El Arronte

El reto era que había restos de la restauración del edificio Arronte, de la Universidad Autónoma de Puebla. Los remanentes eran de un elevador antiguo de 1800, fines del siglo XIX, y no sabían qué hacer con ellos. Había piezas de bronce que eran muy bonitas y no sabían si deberían tirarlas o venderlas como fierro viejo. Fue así que les propuse hacer una escultura con todo eso y aceptaron.
Entonces, ya que se trata de un edificio colonial que tiene una estructura muy precisa, con un patio también con una geometría muy definida. Se trata de un rectángulo muy fuerte con un acceso que permite una vista hasta el fondo.
En principio, se me antojó que quien entre pueda encontrarse ahí con una forma muy sobria, muy definida y lo primero que se me ocurrió fue un cilindro. Algo alto que esté sembrado ahí en el patio y que rompa de manera absoluta con el contexto, formado por una serie de muros coloniales. Esa fue la primera idea.
Luego pensé que esta forma cilíndrica debería estar abierta y en su interior estarían todas esas piezas, esto provocaría que el espectador casi casi meta la cabeza en el cilindro para ver qué hay ahí.
La intención era tener un elemento no en el centro del rectángulo del patio, sino fuera del eje visual. Se trata de una cosa esbelta y espigada que sigue las líneas del edificio, que tiene tres niveles. Es un tubo como de 1.20 m de diámetro, hecho con una placa de metal que está cortada y abierta como si fuera una especie de fruta que te revela parte de su interior.
Y parte del interior son todos estos mecanismos que tenía el elevador. Más que un orden, seguí un poco la idea de qué podría resultar más atractivo en la medida que te vas acercando. Porque en algún momento se ve como una máquina, provoca curiosidad y te acercas porque ves un mecanismo, una especie de engranaje, y vas descubriendo que es una escultura. Y pues eso es.
Y bueno, me parecen interesantes estas ideas: que se trate de un objeto muy contemporáneo en un contexto histórico. Me parece, además, una barbaridad esta idea de que, cuando se trata de objetos o edificios históricos, los elementos nuevos tengan que ser remedos históricos para que se lleven bien. Realmente lo contemporáneo y lo histórico pueden convivir o dialogar de manera adecuada. Creo que esa es la idea, al menos esa fue la idea.

OAXACA, MÉXICO

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